sábado, 8 de septiembre de 2012

COMO LA LLUVIA

El rebelde ha dejado atrás sus pecados y va en busca de la verdad. Él consigue apagar el sol y provocar el día nublado en el que vivimos. Creemos que lo hace como venganza por nuestras burlas pero él sabe lo que esta haciendo, nos esta haciendo un favor. El tiempo agota nuestras posibilidades y nos hace caer rápidamente hacia abajo. Como la lluvia.

Si dejas que el cielo ayude a salvar tu alma, estoy seguro que nunca cambiaras. Y el cambio premeditado nunca es positivo. Te hará ver que la seguridad ante tus miedos se desvanece por momentos. Pero probablemente vuelvas al punto de partida. Y te dejaras llevar por el viento de cara, hasta que te des cuenta de que solamente retrocedes. Una oportunidad menos, una ilusión más. Todo se desmorona en tu cabeza. Como la lluvia.

Nuestro principal vicio, ensenar lo que nunca hemos aprendido. Si consiguiésemos dejar pasar nuestro desprecio hacia los comportamientos ajenos como dejamos pasar otras muchas cosas, mucho más interesantes, evitaríamos desarrollar lecciones de vida. Persistes en la tentación, y la tentación solo es vida. Ese momento en el que tu mente imagina las palabras, letra a letra, de lo que sientes. Parece que el traductor intuitivo ha dado con la tecla. Y de repente, todas caen directas al mar. Como la lluvia.

Me has ensenado lo que es el cielo, y el infierno, y la estancia en la tierra. Ni siquiera sabes como esos lugares se muestran ante ti. Yo tampoco puedo imaginármelo. El tiempo es nuestro peor enemigo. Cuanto mas tiempo pasa hacia delante, más lejos nos lleva de nuestro objetivo. Los sobrevivientes son la única enseñanza que nos queda. El paso de estar en la cumbre a darse de bruces con el suelo es muy corto. Como una gota de agua. Como la lluvia.

Momentos así descubren mi verdad. Si no se tratar a unos, tampoco seré capaz de tratar al resto. Lo fácil es diseñar el plan perfecto, en el que me quedare aquí, viendo pasar el tiempo. Desde mi ventana favorita, que ni siquiera se si me deja ver la realidad que hay afuera.

Hoy no llueve, el sol ha aparecido sin molestarme. Y mi estado de ánimo es una cascada. Algunos lo llaman mariposas, otros miedos. Yo no lo llamo, porque no tengo ni idea de lo que es.

Creo que hoy me siento como ella.

Como la lluvia.

Y puede que eso sea bueno.



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